Sobre el límite que separa las provincias de Valencia y Albacete se alza la imponente sierra del Mugrón, dominando la llanura que se extiende desde Ayora hasta más allá de la cercana población manchega de Almansa.
En la ladera de la vertiente valenciana de la sierra, muy cerca del poblado ibérico del Castellar del Meca –uno de los más espectaculares de los que se conservan en la Península-, existe un curioso monumento natural al que llaman arco, peñón o rincón de San Pascual.
Se trata de un arco de piedra a modo de altar enclavado en un vallecillo, esculpido por la acción de lluvias y vientos, que asemeja una gigantesca tortuga de once metros de altura. En su base la mano del hombre ha grabado, junto a un pequeño pozo, signos de origen incierto. Los estudiosos los relacionan con la trashumancia ganadera medieval, ritos de fertilidad e incluso brujería.