Cuando llegamos por la calle de Serranos hacia la plaza de Manises nos sorprende encontrarnos con un solitario campanario que no tiene iglesia. Pertenecía a la antigua Colegiata de San Bartolomé, una de las iglesias más antiguas de la ciudad, construida en el S. XIII y reconstruida en el S. XVIII. En los años 40 fue derribada la iglesia, aunque en el último momento, por mediación de varias entidades culturales, se consiguió paralizar el derribo del campanario, aunque no se llegó a tiempo de salvar el remate y el cupulín, confiriéndole su característico aspecto desmochado actual.
No obstante, también se salvaron las tres portadas principales. Una de ellas fue reconvertida en fachada para la iglesia de San Marcelino en el barrio del mismo nombre. Otra podemos encontrarla como entrada a la Escuela de Artes y Oficios de Burjassot. Y sobre la tercera existen discrepancias si desapareció o fue a parar a los Jardines de Viveros.
Del mismo modo, algunas de las obras de arte que había en su interior fueron trasladadas a la actual parroquia de San Bartolomé, ubicada en la avenida Reino de Valencia.
Aunque situada en una de las arterias principales de la capital esta sencilla cruz muchas veces pasa desapercibida para el intenso tráfico que pasa junto a ella. La cruz del Camí del Grao se encuentra en un jardincillo que hace de medianera entre la avenida del Puerto y la calle Islas Canarias y señalaba el límite por el Este de la ciudad de Valencia con la antigua Villanueva del Grao.
Fue construida en el S. XV, y de aquella época solo se conserva la columna de piedra ya que la cruz fue sustituida por una de hierro y desapareció el casalicio que la cubría. Tampoco su ubicación es la original debido a que las diversas remodelaciones en la avenida del Puerto la han cambiado de sitio en varias ocasiones.
El Monasterio de San Miguel de los Reyes (Actual Biblioteca Valenciana) es una de las mayores obras arquitectónicas de nuestro Renacimiento. No en vano, muchos lo denominan “El Escorial Valenciano”. Entre sus muchas curiosidades, destaca su advocación dedicada (San Miguel aparte) nada menos que a los mismísimos Reyes Magos. Presiden la parte superior de la fachada de la iglesia, rodeando a la Estrella de Oriente, las esculturas de los tres magos con Baltasar como figura central. El protagonismo de Baltasar se debe a que el Duque de Calabria, fundador del monasterio, siempre presumió de ser descendiente del rey portador de la mirra.
Papá Noel o Santa Claus son algunos de los nombres por los cuales se conoce en distintos lugares del mundo a San Nicolás de Bari. En Valencia tenemos una popular iglesia dedicada a este santo, situada en la calle Caballeros.
Sus bóvedas góticas están totalmente recubiertas con pinturas al fresco diseñadas por Palomino (autor también de los frescos de la Basílica de la Virgen de los Desamparados y los de los Santos Juanes) en el S. XVII. Estas pinturas representan episodios de la vida y milagros de San Nicolás/Papá Noel y del otro titular de la parroquia, San Pedro Mártir.
El Monasterio de la Trinidad es otra de esas joyas prácticamente desconocidas de nuestra ciudad. Su condición de monasterio de clausura ha limitado su acceso (a excepción de la iglesia) durante sus más de 500 años de existencia hasta hoy que por fin puede ser visitado por el público. Situado en la esquina de las calles Trinidad y Alboraya, es el más antiguo recinto monacal de Valencia en conservar su uso original.
Sin duda uno sus elementos más destacados es el bello claustro gótico, aunque no hay que perderse otros como la curiosísima entrada a la cocina o el sarcófago de piedra que acoge los restos de la Reina María de Castilla, esposa de Alfonso el Magnánimo.
El Convento de Santo Domingo es uno de los edificios más antiguos de Valencia y uno de los primeros en ser declarados como Monumento Histórico-Artístico. Una autentica joya arquitectónica, que sin embargo, pasa desapercibida para mucha gente de nuestra ciudad. Es posible que ello se deba a que el uso castrense de sus instalaciones (es la sede de Capitanía General) haya supuesto durante mucho tiempo una limitación para su visita por parte de la población civil.
Muchos son los elementos en el convento dignos de ser destacados, como es el caso del Aula Capitular, un recinto gótico del S. XIV que utilizaban los monjes para reuniones y actos importantes. Esta estancia de gran belleza también es conocida como Salón de las Palmeras por la configuración de sus esbeltas columnas, que recuerdan poderosamente a las de la Lonja.
El próximo miércoles se conmemora, como todos los años, la entrada de Jaime I en Valencia en 1238 tras conquistarla a los musulmanes. Cuenta la leyenda que el Rey prometió a sus soldados que aquellos que entrasen los primeros en la ciudad conquistada podrían repoblarla con mujeres traídas de su tierra de origen. Es así como llegaron a Valencia 300 doncellas para casarse. De inmediato, se consumaron 7 matrimonios. Como recuerdo a estos primeros pobladores cristianos se esculpieron en piedra las 14 cabezas de estos en el alero de la puerta románica de la Catedral (la situada en la Plaza de la Almoina)
En el corazón de la huerta de En Corts, en la partida del mismo nombre, muy cerca del Centro Comercial El Saler, se encuentra la ermita del Fiscal, dedicada a la Virgen de los Desamparados. La fecha de su construcción es incierta, se piensa que pudo ser en origen una mezquita musulmana e incluso existe una leyenda oral que le atribuye como lugar en el cual realizaba sus juicios la Inquisición (De ahí la posible alusión al fiscal). De sencilla arquitectura, pasaría desapercibida si no fuese por la espadaña o el retablo cerámico en su fachada.
Los terrenos que actualmente ocupa la Consellería de Cultura en la Avenida de Campanar, hasta los años 80 estuvieron ocupados por el Grupo San Francisco Javier que fue inaugurado en 1946 como preventorio infantil. De aquel conjunto solo queda la tapia perimetral y la iglesia. Llama la atención su estilo árabe que le hace asemejarse mucho a una mezquita. De hecho, todo el conjunto estaba construido en este estilo. Ello se debió, posiblemente, a la influencia del promotor de la obra, el Gobernador Civil Tovar, que había ejercido como militar en África.
La Iglesia de los Santos Juanes contiene muchos elementos enraizados en el acervo popular. Entre ellos, destacan por su curiosidad les Covetes de Sant Joan. Se trata de minúsculos semisótanos ubicados bajo la terraza que se encuentra en la fachada recayente a la plaza del Mercado. Fueron construidos en 1700 para uso comercial de la iglesia, pero con posteridad fueron utilizados como talleres de artesanos tradicionales e incluso como tiendas de viejo. En la actualidad se encuentran en desuso y a la espera de rehabilitación.