Hace un tiempo hablábamos de la cisterna romana que se encuentra en el interior del restaurante La Moma en la calle Corretgería. Recientemente, en el mismo local se ha descubierto bajo una losa una galería subterránea, de la cual se especula (a falta de pruebas documentales) que pudiera tratarse de un tramo de un supuesto pasadizo secreto que llegase a la Catedral.
Parece más probable que sea de origen romano y por lo tanto pertenezca al propio sistema de conducción de aguas de la cisterna. Sea como fuere, el espacio ha sido habilitado y decorado con objetos antiguos y puede ser observado a través de una claraboya de cristal.
Un año más celebramos la festividad del santo patrón de nuestra ciudad y como siempre retomaremos la clásica conversación de si la fiesta es de “cruces para dentro” o de “cruces para afuera”. De las cruces de término de la ciudad de Valencia ya hemos hablado en otras ocasiones. Pero hoy nos vamos a detener ante la más desconocida de ellas: la situada en el Camí Vell de Picassent.
El Camí Vell de Picassent partía antiguamente del Cementerio General y atravesaba la Huerta de Favara en dirección a la población de Picassent. Las obras del cauce nuevo del Turia fragmentaron el curso del camino. La cruz se halla en un tramo de este camino situado entre la carretera de Alba y la V-30, interrumpido por la autovía y sin salida a esta. Su tipología es similar al del resto de cruces históricas de la ciudad y podría tener sus orígenes en los siglos XIV o XV. Junto al crucero, un puentecillo sobre una acequia da acceso a la parte trasera de la Ermita de la Aurora, cuyo empedrado esta presidido por otra cruz muy curiosa.
Al no ser lugar de paso, su emplazamiento convierte a este conjunto en un lugar secreto y casi invisible de bucólica belleza.
Existen lugares anodinos que un día se tornan insólitos gracias al uso extravagante que se hace de ellos. Hablábamos en una ocasión de una estación subterránea inundada de la inacabada línea T2 de Metrovalencia, y que alguien convirtió en “rio navegable” al aventurarse a surcar sus aguas en una barca hinchable.
Esta misma línea de metro, cuyo proyecto era unir el centro de la capital con el barrio de Nazaret y cuyas obras siguen paralizadas, se ha vuelto a convertir en noticia recientemente debido al uso peculiar que se ha hecho de ella.
Durante la pasada Nochevieja la estación de la calle Alicante se transformó en una discoteca improvisada en la cual alrededor de 400 personas celebraron una rave ilegal a ritmo de techno hasta que fueron desalojadas por la policía.
Rio subterráneo, discoteca ilegal… extrañas utilidades para una estación de metro. ¿Cuál será la siguiente? Se admiten sugerencias.
Podríamos pensar que el arte de decorar paredes con grafitis, tan de boga hoy en día, obedece a una moda actual. Pero no es así, nos sorprendería descubrir que en los muros de algunos monumentos de la ciudad existen vestigios de “pintadas” históricas desde tiempos inmemoriales.
En algunos casos aparecen de manera fortuita como es en el caso del “grafiti medieval” hallado tras el derribo de un edificio en la calle Bolsería. En la pared medianera del fondo del solar, a la altura de la segunda planta, se vislumbra el dibujo de un pequeño barco (posiblemente una galera) pintado en rojo almagra que sirvió para decorar una de las estancias del edificio derribado. Por su tipología y motivo naval representado bien pudiera tratarse (a falta de datación oficial) de una pintura del S. XV.
Existe un lugar el barrio del Carmen, la calle de Moret, que gracias a una afortunada intervención artística de Street Art, ha transformado su gris apariencia en otra mucho más luminosa que le ha permitido el sobrenombre de la Calle de los Colores.
Se trata de una iniciativa del fotógrafo Alfonso Calza (que tiene su estudio en la misma calle) que decidió que cuatro artistas de arte urbano pintasen un mural de más de 60 metros de largo basándose en algunas de sus fotografías. En el mural aparecen diversas escenas que van desde un bosque de Bremen a un puente de Venecia. Y culmina con la imagen de un beso, que bajo el lema de Prohibido no besarse, está destinado a convertirse en un icono pop como aquellos de Klimt o Eisenstaedt.
A raíz de la reciente redifusión de nuestro artículo dedicado a la antigua Judería de Valencia por parte de nuestros amigos de Valencia Bonita (detalle que agradecemos enormemente), aprovechamos la ocasión para ampliar la información sobre este lugar insólito y recóndito donde los haya.
A la propia singularidad de la calle Cristófol Soler –único vestigio del antiguo call judío- encerrada en un patio interior de propiedad privada, hay que añadir la de los elementos arquitectónicos que la flanquean.
Por el lado derecho, la calle es recorrida por un muro tapial que ejerce de cerramiento de los arcosolios del cementerio medieval de la vecina Iglesia de San Juan del Hospital, el único de sus características que sobrevive en Valencia.
En el lado izquierdo, se halla un oratorio de finales del S. XVIII (o principios del XIX) perteneciente al Palacio de Valeriola, edificio cuya fachada recae a la calle del Mar. El oratorio, en lamentable estado de conservación, se distingue por una cúpula tejada cuyo deterioro imposibilita distinguir las pinturas que se encontraban en su interior.
Un detallado recorrido visual por la decoración de La Lonja nunca deja de depararnos hallazgos extravagantes, como figuras que representan extrañas criaturas híbridas, escenas de brujería o incluso explícitamente pornográficas. Aún así nuestra sorpresa puede ser mayúscula cuando os topamos con una de estas figuras que guarda un asombroso parecido con Chewbacca, el peludo personaje de la célebre saga cinematográfica de Star Wars. El relieve del inseparable compañero de Han Solo, se encuentra en el arranque de la jamba izquierda de la puerta posterior del edificio, recayente a la calle Lonja.
Si tenemos en cuenta además que otro personaje de la saga como es la Princesa Leia luce un peinado que parece inspirado en el de nuestras falleras, ¿podríamos aventurar que George Lucas visitó Valencia antes de llevar a las pantallas La Guerra de las Galaxias?....
En la esquina de las calles Santo Tomás y Corredors existió en el S. XIX una taberna en la que se vendía vino a granel. Los toneles se almacenaban en una bodega subterránea a la cual se accedía por una estrecha y empinada escalera. Por sus características, este espacio subterráneo sirvió como refugio antiaéreo durante la Guerra Civil.
Fue por esa época cuando el local lo adquirió la familia Bermell, que con el paso de las décadas lo convertiría en uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad: Ca´n Bermell.
Al igual que en otros locales míticos del barrio del Carmen, durante los años 70 el restaurante era muy frecuentado por políticos de distinto signo y en sus manteles se forjaron muchos acuerdos durante la Transición y la incipiente Democracia. También se sentaron en sus mesas relevantes figuras del mundo del cine (como Fernán Gómez o García Berlanga) y de la literatura, como reconocidos premios Nobel de la talla de Saramago y Vargas Llosa.
Ca’n Bermell cerró sus puertas en 2012, para reabrir recientemente convertido en Viva Tapas Bar, un acogedor local especializado en tapas creativas, en el cual aquella vieja bodega que almacenaba vinos a granel, ahora ha recuperado su función guardando una buena selección de referencias enológicas.
A lo largo de esta semana se han celebrado en el barrio de Sagunto las fiestas dedicadas al Santisímo Cristo de la Fe. Y que mejor ocasión para acceder a uno de esos interiores insólitos y habitualmente cerrados al público en general como son los campanarios de las iglesias, y concretamente al del templo de Santa Mónica. Si además tenemos la oportunidad de presenciar en vivo el volteo manual de las campanas entonces la experiencia se convierte en sobrecogedora.
Aunque la iglesia de Santa Mónica data del S. XVII, su campanario es una obra temprana del notable arquitecto Javier Goerlich, que sustituyó las dos espadañas que coronaban la fachada por una torre inspirada en los campanarios tradicionales valencianos. Fue inaugurada en 1915 y consta de siete campanas: María, Mónica, Santísimo Cristo de la Fe (la más antigua), Salvador(la más pesada -810 kilos-), Francisco, Agustín Mauricio y la Señalera (la única que conserva la instalación original).
Ya hemos hablado en otras ocasiones de la existencia de sótanos medievales en las inmediaciones de la Lonja. Entonces, visitábamos los propios del monumento gótico y la “Cava de Johann”, que funciona como almacén de un bar vecino.
Pero no son los únicos. Aunque la mayoría tienen vedada la entrada a los posibles curiosos, podemos encontrar otros fácilmente accesibles. El de la tienda de decoración de la calle Ercilla, se convierte en un incomparable marco, en el cual los artículos a la venta se exponen bajo una bóveda de sillería, posiblemente del S. XIV (época de construcción de la Lonja).