Cerca del núcleo histórico de Campanar, en lo que hasta hace pocos años era un evocador rincón de la huerta conocido como Racó del Pouet sobrevive la ermita más pequeña de Valencia. Este diminuto templo se construyó a principios del S. XIX para albergar una imagen de Cristo rescatada de las aguas por los vecinos durante una riada del Turia que inundó la zona.
Si entramos a la calle Pelayo desde la calle Xátiva seguramente no nos llamará la atención un letrero que pone Trinquet Pelayo Valencia. Nada parece indicarnos que tras esa apariencia de bar de “los de toda la vida” se esconde el recinto deportivo más antiguo de España y uno de los más antiguos de Europa.
La Catedral de la Pilota, como es conocida por los aficionados, se inauguró en 1868 y por su cancha han desfilado grandes figuras de este deporte valenciano de la talla de Genovés, Quart, Rovellet, Juliet o Nel de Murla, que fue el introductor de la modalidad de “Escala i Corda” sustituyendo al tradicional juego “a ratlles”.
En una callejuela oscura apenas transitada, a espaldas de la Lonja, hay una casa con la puerta tapiada. En ella vivía el último verdugo público de Valencia.
Se llamaba Pascual Ten y cuentan las crónicas que se enamoró de su última ejecutada, una mujer de gran belleza apodada “la Perla Murciana” acusada del asesinato de su marido. Solicitó el indulto para ella pero no le fue concedido. Él mismo ejecutó la condena a garrote vil. Su compasión no se consideró digna de su oficio y por esa razón fue cesado inmediatamente de su cargo. Esto sucedió en 1896 y poco tiempo después las ejecuciones dejaban ser públicas para llevarse a cabo únicamente dentro del ámbito penitenciario.
En límite de Valencia con Mislata, junto al Puente Nueve de Octubre existe un antiguo banco de piedra del S. XVII. Fue mandado construir por la “Junta de murs i valls”, entidad que se ocupaba del mantenimiento de las obras públicas de la ciudad.
Además de proporcionar descanso al caminante, este banco tenía otra función fundamental: Señalizaba la bifurcación del camino que venía de Castilla en dos direcciones. La de la izquierda llevaba a la Puerta de Serranos siguiendo el pretil del rio. La de la derecha, por su parte, indicaba el trayecto hacia la Puerta de Quart.
Todavía hoy es posible distinguir ambas inscripciones en los laterales de esta curiosa señal de tráfico antigua.
Cuando paseamos por el entorno de la Lonja es inevitable alzar la vista para admirar la belleza de su arquitectura gótica, pero quizás ignoramos que bajo nuestros pies también existe un auténtico tesoro oculto. Tanto en la plaza del Doctor Collado como en los Escalones de la Lonja existen sótanos abovedados del S. XIV, y por lo tanto, anteriores a la construcción de nuestro emblemático monumento. Precisamente son los escalones de la calle los que salvan el desnivel del techo de dichos sótanos.
Se cree que estos subterráneos estaban destinados como almacenes de aceite, relacionados con la actividad mercantil de la zona. La misma Lonja cuenta también con un sótano que aprovechaban los comerciantes del Mercado para guardar sus utensilios.
La Cava de Johan se encuentra en el edificio de la plaza del Mercat contiguo a los escalones. Se llama así en honor a un mercader llamado Johan Steve que fue su propietario. Fue rehabilitada hace unos años para convertirse en tienda de souvenirs. En la actualidad se utiliza como almacén del bar que hay en los bajos del edificio.
En Valencia todavía se conservan hornos de tipo de moruno de los que se utilizaban para la elaboración del pan. Aunque muchos todavía siguen funcionando para lo que fueron construidos, otros sin embargo han terminado ejerciendo un papel muy distinto.
En la calle San Ramón, junto al Mercado de Mossén Sorell existía una antigua panadería que a principios de los 70 fue reconvertida en bar de copas. El local bautizado (por razones obvias) como “El Forn” fue uno de los pioneros de la noche valenciana al igual que Capsa, Barro o Christopher Lee.
Más de cuarenta años después, El Forn aún sigue sirviendo copas. Y todavía conserva en buen estado el horno moruno, cuyo interior fue habilitado como “reservado” del local. Piezas originales de la panadería como el molino de harina, la divisora de masa o las palas de pan se han convertido en elementos decorativos del bar.
Seguramente habremos pasado más de una vez por debajo del arco de la Barchilla, en la calle del mismo nombre. Este arco renacentista es el que une la Catedral con el Palacio Arzobispal.
Si nos fijamos en el lateral derecho del arco según vamos en dirección a la plaza de L’Almoina, podremos encontrar una piedra de origen romano con una curiosa marca labrada en ella.
Dicha marca la utilizaban los carpinteros en la época medieval para verificar que las “barchillas” que construían se ajustaban a las medidas oficiales. De ahí el nombre del arco y de la calle.
La barchilla era una caja de madera que servía de unidad de medida para grano o áridos. La barchilla (al igual que otras unidades de medida de la época como el celemín, el cahiz o la arroba) fue cayendo en desuso tras instaurarse el sistema métrico decimal a finales del S. XIX.
Hola a todos! Ya hemos vuelto de vacaciones, y lo hacemos con la sana intención de seguir visitando con todos vosotros lugares insólitos de la ciudad de Valencia y sus alrededores.
Aunque hayamos vuelto de vacaciones, todavía queda algo de verano por delante. Así que aprovechando las inusualmente altas temperaturas de este mes de Septiembre todavía podemos darnos un baño en la playa y de paso descubrir que curiosidades se esconden bajo sus aguas.
En la Malvarrosa, por ejemplo, se encuentra el único arrecife subacuático artificial que existe en España. Se trata de tres estructuras de hormigón de aproximadamente 20 toneladas de peso cada una, situadas a 180 metros de la costa y a 4 metros de profundidad. Cada estructura tiene un diseño distinto, con forma de ánforas, aros olímpicos e incluso imitando la silueta de l’Oceanográfic.
El arrecife permite la práctica del submarinismo deportivo, además de regenerar el litoral favoreciendo el crecimiento de la flora y fauna marinas.
Son varias las imágenes de la Virgen que podemos encontrar en nuestra ciudad, pero una de las más insólitas es una que se halla sumergida en el fondo del mar. Está ubicada frente al espigón del Club Náutico a 10 metros de profundidad. Fue esculpida en bronce por Ignacio Cuartero en 1977 e inicialmente estaba situada frente al faro pero tras unas obras en el Puerto fue restaurada y trasladada a su ubicación actual.
Todos los años, con motivo de su festividad, un grupo de submarinistas hacen una ofrenda floral a la Virgen.
El banco de piedra que se encuentra adosado al pretil del rio en la Alameda es posiblemente el más largo del mundo, pues mide más de 1 Km. de longitud. Comienza en el Puente del Real y termina en el de Aragón y solo está interrumpido por los puentes que se construyeron con posterioridad a su trazado.
La Alameda es un paseo histórico que guarda muchas curiosidades de las que, tal vez, hablemos mas adelante.