Hasta el momento de la llegada del agua potable a Valencia, la gente se proveía principalmente de pozos particulares o públicos de tipo abisinio y también de acequias, como la de Rovella. En 1782 ya hubo un primer proyecto de abastecimiento de agua a la ciudad, pero no fue hasta 1850 cuando se inauguró al son del volteo general de campanas el servicio de agua potable teniendo como escenario la plaza del Negrito.
Para la ejecución de las obras se decidió tomar las aguas del río Turia más arriba del azud de Moncada, a la altura de la presa de Manises conduciéndolas a través de los términos municipales de Manises, Quart de Poblet y Xirivella hasta penetrar hacia el centro de la ciudad a través de una canalización subterránea que discurría bajo las calles de Quart y Caballeros.Hemos hablado en otras reseñas de algunos de los elementos que configuran esa red de agua potable primigenia.
Hoy nos detendremos en el acueducto subterráneo que durante seis kilómetros trasporta el caudal desde las instalaciones de La Presa de Manises hasta el edificio de Los Filtros ya en el núcleo urbano de la población.
Es posible detectar el trazado del acueducto a su paso por el terreno de huerta que se extiende entre el polígono industrial de La Cova y el cauce del rio Turia. Observaremos una larga línea de terreno elevado sobre un murete escalonado y flanqueada por una serie de hitos o mojones troncopiramidales, que recuerdan que la conducción hídrica pertenece administrativamente al ayuntamiento de Valencia, a pesar de estar situada en terrenos maniseros. Durante el recorrido encontraremos otros elementos como chimeneas de ventilación e incluso un panel cerámico conmemorativo de la construcción de esta primera red de agua potable con la que contó la ciudad de Valencia.