Languidece en el olvido el antiguo Faro de Valencia, el que antaño fuese la referencia visual del litoral marítimo de la ciudad. Durante años, los valencianos gustaban de dar largos paseos hasta él pero en la actualidad, y debido a las obras de ampliación del Puerto, ha quedado solitario, en aguas abrigadas y dentro de la zona portuaria restringida mientras asume resignado su jubilación.
Su historia se remonta a principios del S. XX, cuando debido a las obras de construcción del puerto el Faro se levantó provisionalmente en el dique Norte y se encendió por primera vez en 1909. Inicialmente se trataba de una sencilla estructura metálica de 22 metros de altura coronada por la cúpula que albergaba la linterna. Una vez finalizadas las obras, en 1930 fue trasladado a su nuevo emplazamiento en el morro del dique Norte. Para ello se conservó su estructura metálica y ésta fue revestida por una torre troncopiramidal de sección octogonal fabricada con paramentos de mampostería y acabados en piedra blanca.
En 2015 el viejo faro apagó sus luces definitivamente y otro más moderno (del que os hablaremos en otra ocasión) tomó el relevo generacional como referencia y guía para navegantes.