Se considera que el gremio de carpinteros es de los más antiguos de la capital; el de los artistas falleros, en cambio, es de los más jóvenes. En 1932 se fundó la Asociación de Artistas Falleros, en plena consolidación de las Fallas como principal expresión festiva de la ciudad, y en 1945 se constituyó el gremio propiamente dicho. Con la constitución del gremio y la creciente envergadura que iban alcanzando los monumentos falleros, se alentó el sueño de la construcción de un área gremial que agrupase todos los talleres artesanales, adaptándolos a las nuevas circunstancias.
En la oportuna fecha del 17 de marzo de 1965, se colocó la primera piedra en terrenos de Benicalap de lo que sería un nuevo barrio conocido como Ciudad del Artista Fallero o, directamente, Ciudad Fallera. Se consideraron 24.000 m2 para la construcción de naves industriales y se edificaron 1.200 viviendas formando calles y plazas con topónimos relacionados con el argot fallero y dedicadas a sus artistas más relevantes.
A pesar de lo ambicioso del proyecto, este no se llegó a concluir y a día de hoy cada vez son más los artistas falleros que buscan emplazamientos fuera de la ciudad. No obstante, siempre es curioso deambular por sus calles y atisbar el trabajo de los artistas en cualquier momento del año. Y nuestro recorrido puede que nos encontremos interesantes muestras de arte urbano, como el espectacular mural del dúo PichiAvo, autores (junto a los artistas Latorre y Sanz) de la colorida falla municipal de 2019