Entre las obras artísticas que conmemoran a San Vicente Ferrer, destaca por su porte la estatua situada en la plaza de Tetuán, estratégicamente situada entre su casa natal y el Convento de Santo Domingo, lugar donde tomó los hábitos.
Su origen se remonta al S. XVII cuando fue erigida en una de las puertas más importantes de la muralla cristiana, precisamente la de San Vicente, que se ubicaba en la actual plaza de San Agustín. Como patrón del Reino, la estatua estaba colocada mirando al exterior de la ciudad. Mientras que otra estatua dedicada a San Vicente mártir lo hacía hacia dentro, como patrón local.
Cuando fue derribada la muralla, ambas estatuas estuvieron semiabandonadas hasta que en el año 1960 fueron trasladadas y colocadas sobre pedestal en sus emplazamientos actuales: La de San Vicente Ferrer en la plaza de Tetuán (como ya hemos dicho) y la del santo mártir en el jardín de la plaza de España.