Un vistazo a los muros exteriores de la Iglesia de Santa Catalina revelan detalles que pueden resultarnos curiosos si nos fijamos en ellos.
Posiblemente, el más llamativo de ellos es el de la escultura de la cabeza decapitada de un obispo desconocido.
Se encuentra en uno de los arcos ojivales de la fachada recayente a la plaza de Lope de Vega. Estos arcos corresponden a los antiguos arcosolios (capillas sepulcrales) que fueron cegados durante el S. XVIII utilizando diversos materiales de relleno, incluyendo fragmentos de esculturas góticas.
La cabeza de piedra en realidad es una réplica que sustituyó a la original (posiblemente del S. XV) durante los trabajos de restauración del templo.
Se da la circunstancia, que la cabeza original, custodiada en una vitrina dentro de la iglesia fue robada con nocturnidad y alevosía en 2005.