El trazado de la avenida del Oeste acaba abruptamente frente a una hilera de fachadas envejecidas que a modo de barrera conforman la calle Belluga, un rincón que guarda la memoria de ciertos negocios tenebrosos de antaño.
Cuenta la hemeroteca que durante el primer tercio del siglo XX existió en esta calle un rastro de compra-venta. En algunos puestos se vendían zapatos robados a los difuntos haciéndolos pasar como nuevos. Aprovechaban los velatorios de los pueblos cercanos para despojar a los fallecidos de sus joyas y objetos personales como el calzado. Tras desinfectarlos toscamente y embetunarlos, los ponían a la venta sin advertir a los posibles compradores de su procedencia, pero a veces el olor desprendido acababa por delatarlos.
Durante estas fechas viene siempre a nuestra memoria el recuerdo de aquella riada del año 1957 que tanto nos marcó a los valencianos. Mucho es lo que se perdió entonces, y aún después de 60 años, quedan vestigios de la furia con la que las aguas del Turia arrasaron con la ciudad. La antigua estación de Nazaret, es un claro ejemplo de cómo aquella trágica riada acabó para siempre con toda una línea ferroviaria.
En 1893 se inauguró el primer tramo (que unía la capital con Torrente) de la línea Valencia-Villanueva de Castellón para trenes de vía estrecha. En un principio estaba previsto que la línea finalizase en Turís para facilitar el transporte de vino y carbón de la zona, pero tras un cambio de planes se decidió potenciar el tráfico de cítricos de la Ribera continuando así su trazado hasta Villanueva de Castellón. Por diversos problemas, la construcción de la línea se fue demorando hasta que en 1917 se dio por concluida.
En 1912 se inauguró un ramal secundario que enlazaba con el barrio de Nazaret. Se construyó para ello muy cerca del Puente de Astilleros una estación muy similar a la estación principal original de la línea –la hoy desaparecida Estación de Jesús– que se hallaba entre la calle Maestro Sosa y la avenida de Giorgeta. La línea se mantuvo en uso durante casi medio siglo hasta su triste final. Al estar situada cerca de la desembocadura del río se vio muy afectada por la riada de 1957, lo que provocó su cierre definitivo. La estación de Nazaret quedó abandonada a su suerte, la de Jesús fue derribada y en 1963 se construyó una nueva que es la que todavía hoy permanece reconvertida en centro social y con su playa de vías transformada en jardín.
La estación de Nazaret aun sigue ahí, en un lamentable estado de conservación, añorando tiempos mejores.
Languidece en el olvido el antiguo Faro de Valencia, el que antaño fuese la referencia visual del litoral marítimo de la ciudad. Durante años, los valencianos gustaban de dar largos paseos hasta él pero en la actualidad, y debido a las obras de ampliación del Puerto, ha quedado solitario, en aguas abrigadas y dentro de la zona portuaria restringida mientras asume resignado su jubilación.
Su historia se remonta a principios del S. XX, cuando debido a las obras de construcción del puerto el Faro se levantó provisionalmente en el dique Norte y se encendió por primera vez en 1909. Inicialmente se trataba de una sencilla estructura metálica de 22 metros de altura coronada por la cúpula que albergaba la linterna. Una vez finalizadas las obras, en 1930 fue trasladado a su nuevo emplazamiento en el morro del dique Norte. Para ello se conservó su estructura metálica y ésta fue revestida por una torre troncopiramidal de sección octogonal fabricada con paramentos de mampostería y acabados en piedra blanca.
En 2015 el viejo faro apagó sus luces definitivamente y otro más moderno (del que os hablaremos en otra ocasión) tomó el relevo generacional como referencia y guía para navegantes.
Ayer tuvimos la oportunidad de asistir, por cortesía de nuestros amigos de Valencia Bonita, a un impresionante concierto de campanas en la torre del Micalet a cargo de los Campaners de la Catedral de Valencia. Fueron ellos los que se encargaron de voltearlas manualmente con distintos toques tradicionales consiguiendo un ambiente místico que hizo vibrar las paredes de la Sala de las Campanas. Video: https://photos.app.goo.gl/ULFJBVfm68mUzVJf2
Esta sala de planta octogonal se encuentra en el cuarto cuerpo de la torre y alberga once campanas de las trece que tiene el campanario, todas bautizadas con su propio nombre: Caterina, Jaume, Úrsula, Pau, Arcis, María, Vicent, Andreu, Manuel, Barbera y Violant. Siendo la María la más grande y la Úrsula la más pequeña. La Caterina es la más antigua, datada en 1305 es anterior al propio Micalet y perteneció al campanario primitivo de la catedral. Las dos campanas restantes están en la terraza: Miguel (que da nombre al campanario) y la de los Quarts.
Bajo la Sala de Campanas existen otras dos estancias que, al igual que esta, tienen el acceso restringido a los visitantes. En el segundo cuerpo, se encuentra la Presó, que a pesar de su nombre se utilizaba como albergue para todos aquellos que huyendo de la justicia se acogían a sagrado. En el tercer cuerpo se halla la casa donde residía el campanero y su familia, comunicada con la sala superior mediante un agujero en el techo por el cual bajaban las cuerdas de las campanas cuyos toques eran más habituales.
Tras el gran éxito de público el pasado año, vuelve la exposición fotográfica de LA VALENCIA INSÓLITA al fórum de FNAC-San Agustín. Si todavía no la has visitado, puedes hacerlo durante las próximas semanas. Os esperamos!
Hay edificios que debido a su funcionalidad permanecen cerrados al público y no se permite su visita, salvo contadas excepciones. El depósito de aguas de Quart de Poblet es uno de ellos. Tuvimos el privilegio de acceder con los debidos permisos a su interior a raíz de un estudio que estábamos realizando sobre la llegada del agua potable a Valencia.
Cuando se inauguró la primera red de agua potable en Valencia en 1850 se construyó el depósito general o sala hipóstila (actual Museo de Historia de Valencia) en el límite del término municipal de Mislata. Pese a su amplia capacidad, pronto fue insuficiente para garantizar el abastecimiento de agua a la ciudad y en 1886 se hubo de construir un depósito auxiliar en Quart de Poblet (dependiente administrativamente de Valencia) . El arquitecto Joaquín María Belda proyectó un depósito de doble espacio rectangular con una capacidad de más de dos millones de litros con un cerramiento perimetral de ladrillo caravista y acabado de piedra en zócalos, embocaduras y gárgolas que le hace asemejarse más a un baluarte defensivo que a un depósito de agua.
El depósito todavía está en uso aunque el agua ya no se destina al consumo humano. En su interior se conservan en buen estado sus elementos más representativos: hall de entrada, aljibe, pasillos de servicio y sala de válvulas.
Mañana sábado a las 13 horas estaremos como invitados en el programa Gabinete Educativo que coordina Juan Carlos Palanca en Play Radio en el dial 107.7 de la FM. Os esperamos!
Video: https://www.youtube.com/watch?v=268uM0DBRy0
Podcast: https://www.ivoox.com/gabinete-educativo-08-07-17-audios-mp3_rf_19709341_1.html
En sustitución a la derribada en el barrio del Carmen, en 1952 se construyó una nueva Casa de la Misericordia en la zona de Soternes, en lo que actualmente es el límite del barrio de la Fuensanta. Este edificio sirvió para amparar a necesitados y huérfanos hasta 1981, cuando cesó su actividad. Actualmente es un moderno instituto de formación profesional que guarda un misterio…
Un antiguo orfanato, llantos nocturnos, luces que se encienden y apagan, cuadros que caen al suelo sin explicación, el espectro de un niño asomado a una ventana… el complejo educativo de la Misericordia cumple canónicamente todos los requisitos que toda historia de fantasmas precisa. La prensa publicaba en 2011 testimonios de trabajadores del centro que aseguraban presenciar estos fenómenos desde años atrás. ¿Realidad o fantasía?
Durante las últimas semanas estamos asistiendo a la campaña que diversas entidades cívicas están llevando a cabo para evitar el derribo del antiguo cine Metropol, que luce en su fachada un característico rótulo de estilo art-decó cuya tipografía es similar a la utilizada para señalizar los refugios antiáereos de la Guerra Civil.
Es buen momento para recordar, que además del Metropol se conserva todavía el edificio del antiguo Jerusalem Cinema, situado en la esquina de las calles Convento Jerusalén y Vives Liern, con el que comparte estilo arquitectónico y tipografía en el rotulo de la fachada.
El Jerusalem Cinema fue proyectado en 1928 por Salvador Donderis en estilo art-decó. Durante décadas alternó programas de estreno y reestreno, y en su última etapa proyectó películas de "arte y ensayo" como algunas de Pasolini o la célebre Enmanuelle, que tantó escandalizó a la sociedad de la época. En 1985 cerró sus puertas como sala de cine para reabrirlas en la década de los 90 como discoteca, actividad que ha venido manteniendo con distintos nombres hasta la actualidad.
Exteriormente presenta un curioso aspecto, casi industrial, que le confiere su forma achaflanada y los paños verticales acabados en semicírculo y rematados por frontones curvos. En el interior todavía se puede intuir su estructura original de patio de butacas y primer piso.
En el mismo chaflán del edificio se distingue aún el rótulo de letras resaltadas que lo hermanan con el del Metropol, el cual esperamos y deseamos se salve del derribo y permanezca como memoria viva de nuestra ciudad.
Ayer pudimos asistir al encuentro para medios de comunicación con motivo del 50 aniversario de la reapertura al culto de la Iglesia de San Juan del Hospital y tuvimos la oportunidad de conocer muchos de sus secretos de la mano de su párroco y de dos técnicas especialistas involucradas en las tareas de restauración del templo.
De todos los rincones visitados, el más fascinante es la Cripta de la Capilla de Santa Bárbara debido a su difícil acceso a través de una losa corrediza de piedra que da paso a una escalera metálica en la pared que desciende al fondo de la cripta.
La cripta se utilizó como pudridero para los restos de la emperatriz Constanza de Grecia, fallecida en 1307, antes de ser trasladados al sarcófago adosado al muro de la capilla. En su interior se conserva un tramo de la spina del circo romano de Valencia. La spina era el murete longitudinal que dividía la arena del circo en dos calles, alrededor el cual giraban las cuadrigas durante aquellas carreras que muchos recordamos por películas como Ben-Hur.
Está previsto que tanto la cripta como la spina, actualmente cerradas al público, puedan visitarse en un futuro, lo que permitirá poner en valor estos restos de indudable valor arqueológico.
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