Existen lugares anodinos que un día se tornan insólitos gracias al uso extravagante que se hace de ellos. Hablábamos en una ocasión de una estación subterránea inundada de la inacabada línea T2 de Metrovalencia, y que alguien convirtió en “rio navegable” al aventurarse a surcar sus aguas en una barca hinchable.
Esta misma línea de metro, cuyo proyecto era unir el centro de la capital con el barrio de Nazaret y cuyas obras siguen paralizadas, se ha vuelto a convertir en noticia recientemente debido al uso peculiar que se ha hecho de ella.
Durante la pasada Nochevieja la estación de la calle Alicante se transformó en una discoteca improvisada en la cual alrededor de 400 personas celebraron una rave ilegal a ritmo de techno hasta que fueron desalojadas por la policía.
Rio subterráneo, discoteca ilegal… extrañas utilidades para una estación de metro. ¿Cuál será la siguiente? Se admiten sugerencias.
La imagen más icónica del inicio del Año Nuevo es la de las campanadas en la madrileña Puerta del Sol, donde miles de personas se agolpan sobre el famoso kilometro 0, punto que señala el inicio de todas las carreteras nacionales españolas.
Pues bien, Valencia también cuenta con su propio KM. 0. La Plaza de la Reina es el punto neurálgico de donde parten las carreteras radiales dependientes de la Generalitat Valenciana y la referencia para la numeración de las calles de la ciudad. Como hecho anecdótico, podríamos reseñar que esta plaza se colocó el primer semáforo que tuvo Valencia. Fue en 1930, y era controlado por un guardia urbano, que a su vez fue también el primero de su oficio en la capital.
La Plaza de la Reina también tiene su origen en un principio de año, el de 1878. El 23 de Enero de ese año se unieron en matrimonio el Rey Alfonso XII y Doña María de las Mercedes. Ese mismo día, y entre otros actos conmemorativos, el Ayuntamiento inició el derribo simbólico mediante una piqueta de plata del Convento de Santa Tecla y edificios colindantes, que daría lugar a la futura plaza.
Una plaza dedicada a una reina, María de la Mercedes, de reinado efímero, puesto que moriría apenas seis meses después de su boda a la temprana edad de 18 años. Una figura histórica que quedaría en la memoria colectiva de generaciones venideras gracias a coplas populares como ¿Dónde vas, Alfonso XII? o inmortalizada en la voz de Concha Piquer en el Romance de la Reina Mercedes.
Entre los libros que la revista Cultur Plaza recomienda para regalar en estas fechas, se encuentra La Valencia Insólita, al cual Joaquín Guzmán dedica una breve pero efusiva reseña.
Aquí podéis leer el artículo: https://buff.ly/2ioLxPZ
Entre las múltiples maravillas que atesora el Palacio del Marqués de de Dos Aguas, (sede del Museo Nacional de Cerámica) hay una que puede visitarse en fechas navideñas. Se trata de un espectacular belén napolitano s. XVIII, uno de los pocos de este estilo que existen en España.
Está compuesto por 29 figuras de diferentes tamaños, que oscilan desde los 10 centímetros las más pequeñas a 40 las piezas principales. La construcción de las figuras es realmente curiosa debido a la variedad de materiales utilizados parta las mismas: alambre recubierto de estopa para los cuerpos, terracota para las cabezas, madera para las extremidades y vidrio para los ojos. Asimismo, los atuendos de las figuras se adornan con tejidos como telas, rasos y sedas y adornos de gran riqueza como perlas, marfil o plata.
Ahora que se cumple un año de la publicación de nuestro libro, que mejor manera de celebrarlo que anunciando que la cuarta edición acaba de aparecer en las tiendas. Como tantas veces, no nos cansamos de agradeceros vuestro apoyo e interés, que han hecho posible que esta criaturita que nació hace apenas un año vaya creciendo con buena salud y paso firme.
Aprovechamos la ocasión para desearos de corazón que vuestros más insolitos deseos se cumplan el año próximo.
Hubo un tiempo, no tan lejano, en que de Nazaret tuvo una playa que disfrutaba de justa fama entre los bañistas. Durante las décadas de los 40 y 50 el complejo Benimar y el balneario Marazul animaron los veranos de muchos valencianos que se acercaban a disfrutar del mar. Pero aquel esplendor se fue apagando: la playa desapareció, Benimar permanece cerrado y abandonado, y Marazul, tras ser rehabilitado, fue derribado para levantar un nuevo edificio destinado a centro de juventud y universidad popular que apenas recuerda al original.
Este mediodía hemos sido invitados al programa Valencia en la Onda de Onda Cero Radio, donde hemos estado conversando con Merche Carneiro acerca de los refugios de la Guerra Civil en nuestra ciudad. Queremos agradecer tanto a Merche como a Cristina su atención y, sobre todo, su paciencia.
El cuerpo de Peones Camineros fue creado en el S. XVIII para la conservación y mantenimiento de los caminos y carreteras de España. Cada peón, ataviado con su uniforme oficial y su bandolera, tenía asignado un tramo de camino de una legua de distancia (aproximadamente 5 kilómetros y medio), que tenía que recorrer a pie y mantener en perfecto estado. En virtud de una ley promulgada en por Isabel II en 1852 se empezaron a construir unas modestas casillas para alojar a los peones y sus familias. Estas casillas se ubicaban, generalmente, en mitad de la legua correspondiente al peón asignado a la misma.
Todavía es fácil encontrar muchas de estas casillas a lo largo de la geografía española. En Valencia, hallaremos una bien conservada en la avenida de Burjassot, reconocible por el rótulo de “Obras Públicas” en su fachada y por el emblema del cuerpo de Peones en el testero que corona el edificio.
La casilla fue construida para la conservación de la calzada renovada en 1900 del que era Camino Nuevo de Burjassot y posteriormente la carretera comarcal C-234 que atravesaba las comarcas de Horta Nord, Camp de Turia, Serranos y Rincón de Ademuz y finalizaba en la localidad conquense de Santa Cruz de Moya.
Construido en 1956 y situado en la calle del Pintor Navarro Llorens (en la zona de Abastos), este edificio tal vez no sea especialmente distinguido. Pero si levantamos la vista a la altura del primer piso podremos distinguir, como elemento curioso, un rótulo con la inscripción “Plátano de Oro”. Tan exótico nombre obedece a que en los bajos y sótanos se almacenaban los plátanos que se vendían en el vecino Mercado de Abastos.
El edificio “Plátano de Oro” es uno de los pocos vestigios que quedan del entorno comercial que rodeaba a un mercado que durante 35 años marcó la vida cotidiana de la zona hasta que sus puertas cerraron tras la inauguración de las nuevas instalaciones de Mercavalencia.
La transición de la vida terrenal a la muerte es un trámite que muchos temen y pocos desean. Desafiando esta lógica ancestral, durante siglos, algunas mujeres tomaron la decisión de permanecer muertas en vida. Aunque en algunos casos era por castigo, en la mayoría de ellos estas mujeres solicitaron voluntariamente como penitencia o devoción ser emparedadas para poder dedicarse a la oración y a la contemplación. El enterramiento prematuro se producía en el exterior de las iglesias, en estrechas celdas dotadas de pequeñas rejas por las que las emparedadas recibían comida y limosna. Esta costumbre, conocida como voto de tinieblas, se mantuvo desde la Edad Media hasta el siglo XVIII. Existen testimonios escritos de emparedamientos en las iglesias de San Esteban, San Andrés, San Lorenzo y especialmente Santa Catalina, cuyos vestigios desaparecieron tras las obras llevadas a cabo a causa del incendio acaecido en 1584.
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