En ocasiones, los descubrimientos de nuestro patrimonio cultural más insólitos se realizan de la manera más insólita, valga la redundancia. Hace unos días me acerqué a la capilla del Cementerio General para preparar una futura entrada para el blog. Coincidió con la misa de 11, así que esperé respetuosamente a que acabasen los oficios para empezar a hacer fotografías. Todo el mundo se había marchado, excepto un señor de avanzada edad que permaneció sentado en el banco. Cuando vio que yo empezaba a fotografiar el interior de la capilla se interesó por mi labor. Le expliqué a que me dedicaba y para que hacía aquellas fotos. Y entonces me hizo el insólito descubrimiento…
Me mostró unos pebeteros dorados adornados con el escudo de Valencia situados a ambos lados de la puerta de entrada a la capilla y me comentó que son los mismos que se utilizaron para el funeral del escritor Vicente Blasco Ibáñez. Me relató que su abuelo, ferviente seguidor de las ideas republicanas de Blasco, había asistido en 1933 a aquella multitudinaria procesión cívica en la que fueron trasladados los restos del escritor –fallecido 5 años antes en Menton, Francia- hasta el Cementerio General. Me contó que su familia había guardado fotografías y recortes de prensa de la época y me animó a que indagara en los archivos para corroborar su historia.
Y así lo hice. Consultando diversas fuentes gráficas pude comprobar que, efectivamente, aquel anciano tenía razón y que aquellos eran los pebeteros que se habían utilizado en el funeral de Blasco. Un hermoso hallazgo que demuestra que todavía es posible encontrar detalles casi desconocidos en nuestra ciudad. Hallazgo del que debo agradecer profundamente a aquel ilustre desconocido del cual nunca supe su nombre.