En la Catedral de Valencia se esconden toda clase de criaturas asombrosas que, con paciencia y buenas dotes de observación, seremos capaces de encontrar.
Junto a la puerta de acceso a la capilla del Santo Cáliz un hombrecillo totalmente cubierto de vello es atacado por unas bestias. Se trata de un homo sylvaticus, imagen recurrente en la iconografía medieval que representa al hombre salvaje que vivía en los bosques, cuyos rasgos lo emparentan con seres del folclore universal como hombres-lobo, yetis, bigfoots, sasquatchs o basajauns.