Si existe una estampa exótica e inusual en la ciudad es la que se encuentra los cientos de automovilistas que diariamente discurren por la avenida de Pio Baroja a la altura del Cementerio de Campanar: sobre una suave colina se levanta una construcción que parece transportada de allí desde el corazón de África.
Se trata de dos viviendas hechas de adobe, madera y plástico que, con sus propias manos y mucha paciencia, un inmigrante del Congo construye a imitación de las de su país natal. Pese a lo precario de la construcción, sorprende el intento de decoración a base de inscripciones, que en algunos casos están realizadas con materiales inusuales como plumas de aves.
Dejando a un lado las posibles connotaciones morales, legales, sociales e incluso arquitectónicas, nos encontramos ante un pequeño retazo de África en Valencia, casualmente muy, muy próximo al Bioparc, donde se recrean extensos hábitats del hermoso continente africano.